lunes, 11 de junio de 2007

MOVIMIENTO JUVENIL EN CIUDAD BOLIVAR


El texto que se presenta a continuación pretende hacer una primera aproximación analítica al movimiento juvenil en Ciudad Bolívar. Para ello se desarrolla en primer lugar, una conceptualización del concepto de movimientos sociales, identificando el papel central de los sujetos sociales en la constitución de los nuevos movimientos sociales. En segundo lugar, se desarrolla una aproximación al estudio del movimiento juvenil que se desarrolla en Bogotá, en la localidad de Ciudad Bolívar.
Sujetos Sociales y Movimientos Sociales
Amin Samir y François Houtart en su libro “La amplitud de los desafíos: Reflexiones sobre los orígenes y el comportamiento de las resistencias y las luchas” señalan, que en el contexto actual, se vive un resurgimiento de la protesta global, que son visualizadas a través de numerosas fuerzas sociales interesadas en el cambio. (Amín y Houtart, 2003).

Para estos autores las lógicas mundiales de globalización del capital, han producido a su vez procesos de resistencia, que se caracterizan por el resurgimiento de la confianza en el futuro, después de años de escepticismo. Para estos autores las lógicas de significado y compresión de lo social, en los próximos años estarán configuradas por el reconocimiento de que “el futuro será el producto de la interacción entre los movimientos sociales”. (Amín y Houtart, 2003).

Para Andrés Serbin los nuevos movimientos sociales, logran promover intereses colectivos, que constituyen lógicas de acción o movilización que se constituye en elemento de presión que fundamentalmente se van a distinguir de los partidos políticos o las asociaciones voluntarias. (Serbín, 2005). Estas lógicas colectivas se están constituyendo a través de la reconfiguración del tejido social, en donde se desarrolla una deconstrucción de los sujetos sociales.

Touraine refiere con el nombre de desocializalición de la cultura de masas, para el reconocimiento de los procesos sociales que emergen de las ruinas de las sociedades modernas, o en Latinoamérica por ejemplo, de la falacia del proyecto moderno; proceso “donde salen redes globales de producción, consumo y comunicación, y por otro lado, crece el retorno a la comunidad. Se fortalecen y se multiplican los agrupamiento comunitarios, las asociaciones, las sectas, los cultos, los nacionalismos, y las sociedades vuelven a convertirse en comunidades al reunir sociedad, cultura y poder, dioses, mitos, tradiciones.” (Touraine;2000).

La de-socialización, sumerge al sujeto social en la globalización, pero también lo impulsa a defender su identidad apoyándose sobre sus grupos primarios y reprivatizando una aparte, y a veces la totalidad de la vida pública. Es el sujeto social, que participa a la vez en prácticas completamente volcadas hacia su exterior pero que inscribe su vida en una comunidad que también le impone sus mandamientos.” (Touraine;2000).

Gayatric Chakravorty Spivak, quien es reconocida como una de las académicas más radicales de la actualidad, desde su condición de mujer, india, marxista y feminista. Plantea el reconocimiento de la existencia de un silenciamiento estructural del “subalterno” en las lógicas narrativas históricas del capitalismo.
Para esta autora, existen unas lógicas narrativas en el discurso del subalterno; unas lógicas que inscriben su “habla”, su lenguaje, a través de su corporalidad, su lenguaje físico, a través de “El espacio en blanco de las palabras”. Para esta autora, inclusive los silencios, son expresiones de habla, contrario a lo que se estructura desde las lógicas narrativas históricas dominantes. Para Spivak el sujeto social, “el subalterno” no es escuchado, su discurso no esta sancionado, no esta validado por la institución, y por lo tanto, el “subalterno” constituye un sujeto social que esta alejado de una línea de movilidad social. Su propuesta es una invitación a de-construir al subalterno como categoría monolítica en la que se presume identidad y consciencia unitaria de sujeto. (Spivak; 2003)

Para esta autora, los estudios de subalternidad, se han desarrollado desde la construcción de la existencia de una subalternidad homogénea, cuando lo que se encuentra en el análisis de los colectivos sociales, es un espacio de diferencia, pero constituido por la configuración de sujetos sociales no homogéneos. La diferencia no es la identidad de los sujetos, como en ocasiones se desarrolla desde los estudios de subalternidad, y menos aun, una identidad colectiva. (Spivak; 2003)

Para esta autora cuando la diferencia se convierte en excepción cultural -combinada con la religión-, se validan narrativas sobre la representación del Otro que lo que hace es ahondar las desigualdades sociales antes que superarlas. Para Spivak la diferencia debe ser analizada desde cada caso específico, para identificar más que las diferencias, las desigualdades que provoca. Desde esta perspectiva la subalternidad no debe protegerse sino eliminarse: Spivak insiste en que hay que trabajar contra la subalternidad, no por los subalternos. (Spivak; 2003)

La capacidad de acción, los movimientos sociales, son por lo tanto, el desarrollo de procesos de movilidad social, que en el contexto contemporáneo surgen desde las lógicas del sujeto, y el direccionamiento de acciones conjuntas pasa por el reconocimiento de las distintas formas de sujetos sociales que se inscriben en ese colectivo social. Si las lógicas individuales se incorporan y apoyan los procesos de negociación sobre el futuro de las colectividades, el sujeto social inscribe en ese colectivo, sus sueños y su fuerza.

Se incorpora en ese colectivo y en esa movilización el sentido de arraigo e identidad que se ve desquebrajado en las sociedades posindustriales, pero se asume la necesidad de identificar rutas deseables desde las cuales las comunidades buscan un desarrollo alternativo desde la reconstrucción de su propia historia. El capitalismo entonces ya no es una figura fantasmagórica a la cual se evade, sino un reto para el reconocimiento delas diversidades de sujetos sociales que existen en el mundo. Lo local se transforma, toma protagonismo pero se inscribe dualmente entre las tradiciones y las exigencias de un mundo global.

Los movimientos sociales, se consolidan por lo tanto como manifestación colectivas conscientes de las practicas de subalternidad que se configuran en la relación con ellos, y como plantea Feixa “los sujetos participes reivindican tener un lugar en la sociedad, y negocian con las instituciones hegemónicas a partir de diferentes recursos simbólicos y culturales, y aun sin luchar concretamente por la toma del poder ponen entre dicho las bases de la legitimación de poder existente. Sin embargo, es importante delimitar el concepto y no confundirlo con las manifestaciones de cualquier acción colectiva, pues un movimiento social debe suponer una actuación concertada con cierto grado de permanencia y proponerse deliberadamente promover cambios en alguna dirección”.(Feixa y otros;2002)

Los movimientos sociales contantemente están manifestando su descontento o disconformidad con las regulaciones constante del sistema imperante. Los movimientos inscriben en sus protestas, voces, palabras, sueños e ideales que buscan ser escuchados. Es un contexto social en el cual se da el fin de las utopías, a los proyectos macro que invisibilizaron lo más importante de la naturaleza humana, el sujeto social.

Movimiento Juvenil en Ciudad Bolívar

En los teóricos sociales que estudian los movimientos sociales juveniles, hay un acuerdo en identificar, el final de los años 60´s y comienzos de los 70´s, con los primeros movimientos juveniles que se gestaron: Hechos sociales como la Revolución Cubana y la incidencia de este hecho histórico por colectivos mayoritariamente juveniles, el análisis del movimiento estudiantil que desembocó en el Mayo del 68, o los movimientos contraculturales como los hippies. Cada uno de estos casos, cuestionaban la sociedad capitalista y su modelo de consumo.

Estos movimientos se caracterizaron por la condición de sustentabilidad de los mismos a través del involucramiento masivo de jóvenes en sus acciones, y la producción simbólica que los enmarco. Los años sesenta se convirtieron en una época idealizada por muchos jóvenes, periodo en el cual a través del desarrollo de estos movimientos, se consolido mundialmente “lo juvenil” como inscripción fundante, que consolidaría las relaciones sociales contemporáneas.

“Una década que navega entre la radicalización política y la contracultura. Alternativos, iracundos, militantes y radicales. La sociedad se moviliza y los jóvenes ocupan la primera línea" (Balardini, 2000).

El liderazgo juvenil se vio favorecido por la llegada masiva a la etapa juvenil de los nacidos durante el boom demográfico posterior a la Segunda Guerra Mundial, cohortes que disfrutaron de un ensanchamiento de las posibilidades educativas y de cambios en las industrias culturales, proveedoras de mensajes homogeneizantes y estimuladores de una movilidad social ascendente. A pesar del predominio de ese espíritu de promoción del "éxito social" visto fundamentalmente como posibilidades de consumir — o quizás por su existencia — esa generación joven, con una mayor socialización entre pares y con una particular relación con las posiciones más irreverentes y cuestionadoras del pensamiento social y la cultura, entraron en conflicto con las formas tradicionales de entender el mundo y se plantearon la ruptura con los obsoletos modelos del pasado en casi todos los ámbitos de la vida. (Domínguez, 2006).

En Colombia los procesos de violencia política se acentuaban, y en los lugares mas recónditos del país se consolidaron formas de organización juvenil que en un principio se consolidaron a través de grupos armados, en donde la fuerza del movimiento insurgente se constituía a partir del reconocimiento de lo juvenil como etapa del ciclo vital que realizaba un quiebre con las formas tradicionales de inscripción cultural.

Los 60´s y los 70´s solo cobraran sentido en la historia de los movimientos sociales juveniles en Ciudad Bolívar, porque es a través de los procesos de desplazamiento y de desvinculación de los grupos armados en Colombia, que la localidad de Ciudad Bolívar, se convirtió para muchos jóvenes en la ilusión de una forma de vida diferente constituida desde un entorno urbano.

Es así como a finales de los 80’s y comienzos de los 90’s se iniciaron en la localidad las primeras iniciativas juveniles de nivel organizativo articulándose en barrios como San Francisco, Jerusalén, Compartir, Juan Pablo II, Arabia y la Estrella. Allí los jóvenes organizados se reunían a través de iniciativas culturales, comunicacionales y de defensa de los derechos humanos. En ese proceso organizaciones como, el Comité Juvenil Arabia, El Club Deportivo Juvenil San Francisco, El Colegio Técnico san Francisco, El comité Juvenil Nueva Argentina, Semillas Creativas, Asojuvenil y Juana de arco consolidaron las primeras organizaciones juveniles que se constituyeron en la zona.

En estos espacios los y las jóvenes empiezan a visibilizarse como grupo poblacional estratégico en los debates que sobre el desarrollo que se estaban generando para la ciudad, de igual manera la pregunta sobre el significado de lo juvenil estaba sobre el tapete. Poco a poco se consolidaba una fuerza organizativa y participativa de jóvenes, que si bien, acompaño a organizaciones de mujeres y adultos en muchos procesos, respondería finalmente a sus propias dinámicas y proyectaría su propio rumbo.

El movimiento se conformaba en una época, en donde la apropiación de territorio se obtenía a través de invasiones y piratería, pero también donde los espacios comunales eran valorados y significados como lugares de encuentro, de reunión y de organización.

Los barrios donde se visibilizaron las primeras organizaciones juveniles fueron a la vez los lugares donde se presentaron las primeras muertes y masacres de jóvenes, y desde allí las organizaciones tienen como una de sus metas la lucha por la garantía, respeto y restitución del derecho a la vida. Un Derecho que dos décadas después sigue siendo sistemáticamente vulnerado en la localidad.

En la década de los 90´s se creaba en el ámbito institucional las primeras organizaciones para los jóvenes “la Consejería Presidencial para la Juventud, la Mujer y la Familia” y la “Creación del Consejo Distrital de Juventudes”. En la ciudad los organismos creados se fundaban en la preocupación estatal de la relación del joven con fenómenos sociales como el narcotráfico, el sicariato y la delincuencia juvenil, una perspectiva en la cual el joven es visualizado como actor –victimario- de muchas problemáticas sociales.

Sin embargo en Ciudad Bolívar “lo juvenil” ya se pensaba, se proyectaba, pero sobre todo se visualizaba de una manera distinta a como se construía desde el orden institucional y distrital.

La década de los 90´s es un momento privilegiado para la consolidación de múltiples propuesta juveniles en la localidad como Buscando Espacios del Barrio El Perdomo, El comité Juvenil Media Loma en Jerusalén y Asojuvenil en el Barrio Compartir. Se dan las primeras propuestas de coordinación de organización juvenil como el trabajo con parches en barrios como compartir y Juan Pablo, el primer pacto de convivencia entre parches de la localidad y se crea el “Primer Festival Juvenil Por El Derecho a la Vida en Ciudad Bolívar”, espacio que estuvo acompañado por unos paneles para discutir sobre el conflicto territorial juvenil en los barrios de la localidad.

Se realizan las primeras iniciativas juveniles financiadas con recursos internacionales, se vive el paro del 93, en donde las organizaciones sociales logran reivindicar muchas de sus demandas, en el ámbito educativo y de adquisición de servicios públicos. Se negocia la construcción de una Universidad en la localidad, la construcción de más de 20 colegios, la construcción de algunos Centros de Salud y se dota de servicios públicos a casi el 70% de la localidad.

En el año 1993 se empieza a reconocer el trabajo de los y las jóvenes de la localidad, y se controvierten perspectivas desde las cuales, lo juvenil en la ciudad estaba constituido únicamente por el movimiento estudiantil o aquellas que planteaban que los y las jóvenes de los sectores populares, solo podrían ser “marihuaneros”, “ladrones” o “guerrilleros”.

El Joven en Ciudad Bolívar fue leído también como constructor en el desarrollo de la ciudad, pero también su carácter leído algunas veces como contestarlo, fue la voz de protesta contra una sociedad en la cual se propuso y se sigue proponiendo una construcción de lo juvenil de forma diferente.

Los 90`s también es la época en donde lo cultural y lo juvenil se interrelacionan en la localidad y lo cultural y lo juvenil van formando un solo movimiento que tendrá la defensa de los derechos humanos como unos de sus pilares de acción.

A finales de los 90´s y hasta la fecha el movimiento juvenil en Ciudad Bolívar ha interactuado constantemente con lo institucional y conjuntamente han creado planes de acción que inscriben futuros deseables para el desarrollo de los y las jóvenes de la localidad.

A la vez que se negocia con lo institucional, que se construyen nuevas formas políticas de inscribirse en lo social, en donde lo juvenil que ha sido constituido como un continuo en el discurso de la localidad. Diariamente se consolidan nuevas formas de organizaciones sociales juveniles que trascienden las demandas históricas desarrolladas por los y las jóvenes en la zona y que plantan nuevas formas de inscripción cultural y social de estos sujetos en lo social.

Son jóvenes que se toman la ciudad que proclaman su derecho de habitar la urbe, que se consolidan a través de identidades diversas como metaleros, sKinners, Candys, punkeros…. Jóvenes que inscriben discursos globales y los consolidan en espacios locales.

De igual forma se desarrolla una irrupción de reconocimiento de la memoria histórica del movimiento, se realizan caminatas nocturnas en la cuales los y las jóvenes se toman la localidad y reconstruyen desde el territorio una pasado reconstruido. A través de las caminatas se reconocen leyendas, fabulas y mitos.

Así lo juvenil en Ciudad Bolívar hoy es el resultado de discursos globalizantes que se inscriben fundamentalmente en los cuerpos de los y las jóvenes de la zona, y una reconstrucción histórica de su memoria que recoge la búsqueda por su territorio, el reencuentro con sus raíces.





Bibliografía

Amín, Samir.(2003) “La amplitud de los desafíos: reflexiones sobre los orígenes y el comportamiento de las resistencias y las luchas: la dimensión cultural y la dimensión política En: . Globalización de las resistencias: el estado de las luchas”. Icaria, Antrazit, Caritas Española Barcelona.

Balardini, Sergio. (2000)“La participación social y política de los jóvenes en el horizonte del nuevo siglo”. CLACSO. Buenos Aires.

Domínguez, María Isabel. (2006). “Social Movements and youth´s participation: Notes for a debate En: Sociedade e Estado”. v. 21 n. 1 jan/abr. Brasilia.
Feixa, Carles; Costa, María del Carmen; Pallarés, Joan. (1999). “Movimientos juveniles en Cataluña: de los okupas a los ravers. En: Ponencia presentada al II Fòrum d’Estudis sobre la Joventut Movimientos Juveniles en Iberoamérica” Universidad de Lleida.

Serbín, Andrés. (2005) “Globalización, regionalismo y sociedad civil”. CRIES. Caracas.

Spivak, Gayatri Chakravorty. (2003) “Puede hablar el subalterno”. En: Revista Colombiana de Antropología. Volumen 3, enero-diciembre. Bogotá. ICANH.

Touraine,Alain. (1994b) “Crítica a la modernidad”. Fondo de cultura económica. Buenos Aires argentina

Touraine, Alain.(1995) “¿Qué es la democracia?”. Fondo de cultura económica. Buenos aires. Argentina.

Touraine, Alain. (1998). “Igualdad y Diversidad. Las nuevas tareas de la democracia”. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires.

Touraine, Alain. (2000). “¿Podremos vivir juntos?”.Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires, Argentina.

No hay comentarios: